miércoles, 27 de diciembre de 2006

Otra Oportunidad, por Gustavo Castillo

OTRA OPORTUNIDAD
Recuerdo cuando llegué a la Prepa Nueve, 1982. Iba yo en la secundaria, allá en los lejanos Prados de Ecatepec y junto con mi hermano que ya iba él en la Prepa, fuimos a probarnos al famoso equipo de los Vietnamitas. Mi hermano empezó a entrenar con la juvenil y yo intenté entrar en la triple a, pero un coach, me dijo que ya no había lugar, que ya habían hecho el corte así es que me recomendó que me probara en la juvenil. Cuando me dijo eso, pensé que sería mejor, pero nunca imaginé que fueran unos verdaderos moustros. Recuerdo que el coach de receptores era el Plátano (perdón pero no recuerdo su nombre), así es que pasé muchos cortes, y en el último, el coach Plátano dijo que mi permanencia y la de otros prospectos dependía de un pase, así es que después de lanzarnos varios pases, un cuate y yo éramos a los que no se nos había caido ningún pase, pero en uno de esos, no pude alcanzarlo, así es que me cortó, lo sabía y ni modo.
Al terminar el entrenamiento me enfilaba a entregar mi equipo a la bodega, pero ahí me encontré al coach Jorge Rivera y me dijo, ¿que pasó topo, cómo le fué? le dije, sin levantar la cara, que me habían cortado. El coach Rivera me dijo que no me preocupara, que me daría otra oportunidad porque le había echado muchas ganas en los entrenamientos. Así es que con mucha pena me presenté ante el coach Plátano al otro día y la verdad me trato medio mal, entonces tenía que echarle más ganas, desde ahí se me hizo una costumbre llegar primero a los entrenamientos, hacer las vueltas al campo más rápido, ser de los primeros en los gasers, en las escaleras cargar a chavos más pesados que yo, además todos eran más pesados que yo, así me fuí ganando poco a poco su confianza, hasta que llegaron los juegos, sabía que tenía pocas oportunidades de jugar, pero llegó, después de buenas semanas de entrenamiento y de que se lastimó un receptor, mis esfuerzos dieron frutos, entré a jugar y mi participación no fue la más sobresaliente pero atrapé algunos pases y me fue bien. Lo mejor de esa juvenil, fue cuando junto con mi hermano fuimos nombrados capitanes, recuerdo que era un juego contra la prepa uno, por cierto llegamos tarde y nos regaño el coach Rivera.
En la segunda mitad anote un touch down, creo que fue mi primera anotación. Era el cuate más feliz de la tierra. Ahí empezó mi carrera en el futbol americano que me dio muchas alegrías y enseñanzas. Nada de esto lo hubiera logrado sin el apoyo de mi papá, que le mando un beso hasta el cielo.

Gustavo Castillo Torres
Vietnamitas P9
Juvenil 1982
Receptor Abierto
# 80

1 comentario:

Unknown dijo...

Gus, es maravillosa tu historia y yo creo que en lo que coincide con la de muchos otros, es que el foot ball es sinonimo de dar tu mejor esfuerzo, por eso, se valoran tanto los éxitos! Un beso, amigo! pues la amistad, tambien es un valor del Foot Ball americano!!

Laura Garcia de Plichon